Un casco del Gladiador adornado con plumas.
Para los espectadores entusiastas, este casco era el símbolo de la invencibilidad.
El legendario Gladiador había peleado numerosas batallas. Nadie tenía ninguna oportunidad ante su espada, ya fuera humano o monstruo.
Con cada triunfo, el Gladiador Victorioso pasaba por las puertas como un héroe bajo la mirada de una multitud entusiasmada.
El esclavo pudo probar la sensación de ser un maestro, pero su vanidad tiñó de negro el resplandor de la libertad.
En ese momento de triunfo, el Gladiador finalmente vislumbró el mundo fuera de su celda. Estaba un paso más cerca de la libertad.
Pero ni él ni la multitud se dieron cuenta de que todo era una farsa hasta que su casco cayó sobre la arena.
Después de todo, seguía siendo un simple esclavo. Ni ofreciendo su vida podría complacer a su maestro.